Carlos María Federici
es un caso especial dentro de la narrativa nacional, porque si
bien su producción
literaria en la ciencia
ficción, el policial y el terror es ampliamente conocida;
su paso por el cómic no
ha quedado inadvertido, sino que es reconocido como uno de los
principales autores uruguayos
en este género. A pesar de lo escaso de su producción,
sus planchas fueron incluídas en el Museo de la Historieta
de la ciudad de Minas, lo que da idea de lo significativo de esta.
Al hablar sobre sus logros, oscila entre mostrarse humilde y sencillo
y dejar entrever cierta vanidad ante las particularidades de su
trabajo. Y en medio de su conversación acerca de los autores
a quienes más admira, deja en claro sin extenderse demasiado,
su idea acerca del alcance de sus propias obras
y lo que con ellas pretendía.
Adicto a temas poco frecuentes
en nuestro medio,
el escritor Montevideano,
nacido en la década de los ´40, comenzó a
publicar unos veinte años después y rápidamente
adquirió un perfil de "rara avis" entre lectores de las revistas de ciencia ficción y
terror de la época. Reconoce que desde un comienzo lo que
le interesó era la historieta,
y que de hecho fue eso lo que lo llevó a la literatura.
A pesar de esto, Barry Coal, su primera historieta
no fue publicada hasta 1968, siete años después
de que su primer cuento saliera
a la calle. Sus influencias en el género, provienen de
lo que se conoce como la "Edad De Oro" de la historieta
norteamericana.
"Considero, dentro de los clásicos, a Will Eisner
(1), que en su momento fue un pionero.
(Harold) Foster (2), el maestro. El Rip Kirby de Alex Raymond. El
Flash Gordon de Dan Barry, que ese sí que era muy
superior; aunque el dibujo de Alex Raymond era muy artístico,
el escritor era muy
malo; en cambio Dan Barry tenía atrás unos grandes
escritores haciendo los guiones,
que no eran suyos a pesar de que sólo él firmaba.
Práctica muy común. Y esa fue una de las tiras mejor
logradas, y duró unos cuantos años de la década
del ´50 y del ´60, y creo que llegó también
hasta el ´70."
Comenzó a publicar narrativa casi por casualidad en el
año 1961, por haber primero presentado un cuento a un concurso
de radio y luego en la
revista "Mundo Uruguayo".
Sus comienzos en la historieta fueron un poco más difíciles,
ya que, como él mismo dijo: "no había forma
de publicar en ningún lado".
"Yo empecé con mucho afán y entusiasmo a
estudiar dibujo, de la única manera que en aquél
momento se podía, que eran los cursos por correspondencia.
Después de dos o tres intentos fallidos de cursos muy malos,
comencé en la Escuela Panamericana de Arte que tenía
grandes valores, dentro de lo que puede dar un curso por correspondencia.
Faltó la mano de un maestro personal que era lo que habría
servido mucho. Después había pocas oportunidades
para publicar algo o comenzar a trabajar cuando uno se sentía
que estaba en carrera, porque en ese momento había mucho
menos apertura de la que hay ahora. En las editoriales
extranjeras era muy difícil entrar, había poca facilidad
para las comunicaciones, de modo que era muy difícil llegar.
En el medio local también era muy difícil".
Hammet a la uruguaya
En el año 1968, debutó con Barry Coal, tira
diaria aparecida en páginas de un rotativo capitalino que
la presentó como "la primera tira de aliento internacional"
publicada en el medio. A iniciativa del autor, se organizó
un certamen entre los lectores,
quienes debían descubrir al asesino,
anticipándose así a la solución que eventualmente
daría el protagonista. Esta historieta marcó un
hito en su momento, al ser la primera protagonizada por un personaje
de color (el apellido del
protagonista significa carbón, en inglés), detective adscripto al F.B.I,
residente en Nueva York, en
pleno Battery Place e irónicamente con dos ayudantes blancos.
"Existió un caso que fue el de José Rivera,
que eran las tiras que hizo en el día en los ´50,
pero eran tiras adaptadas de obras
uruguayas, como Ismael. Y si bien Rivera es un gran artista,
lo sigo diciendo, sus tiras eran demasiado localistas para mi
gusto. De modo que yo hice una cosa que estaba en el otro extremo,
porque la acción se ubicaba en otro hemisferio, e inclusive
estaba firmada con un seudónimo;
lo que luego me sirvió, ya que años después
de desaparecida la historieta, la transformé en novela
y la vendí a una editorial mexicana. Y quedó mejor,
ya que con el seudónimo del autor, que también era
el del personaje que relataba, la enriquecí mucho, ya que
al faltarle el aspecto gráfico eso se hacía necesario;
le agregué datos de la ciudad
de Nueva York. Y quedó una cosa bastante internacional
que por suerte marchó, salió un tiraje bastante
grande de unos 15 mil ejemplares, que para el medio es mucho".
Federici Karloff
En 1973, Federici crea Dinkenstein, una historieta de terror originalmente
destinada a los E.E.U.U.
pero que finalmente se publicó e en Bélgica, Argentina
y Uruguay. Se estructuraba
en episodios de seis a ocho páginas. Sobre la misma se
señaló su evidente afinidad con los maestros de
los años ´50, época preferida por el autor,
así como la solvencia narrativa en los guiones, dotados
de cierto "punch" (en
palabras de un comentarista)
que les proporcionaban un auténtico sabor a nostalgia.
"En el caso de Dinkenstein, fue una historia que
se me fue ocurriendo y que la fui estructurando a medida que la
publicaba. Descubrí en aquél momento que era muy
difícil y muy respetable el estilo
de la historieta completa de pocas páginas, ya que era
muy difícil lograrlo. En este caso, se me estiró
a ocho páginas cuando yo pensaba hacerla en seis. Años
después, estudiándola un poco, concebí algunos
recursos que se podían utilizar y que en aquél momento
yo no los utilicé. Fue un homenaje a las grandes producciones
del cine de terror de la Universal, a Drácula
y a Frankenstein, y también
a los grandes creadores de cómics
de la década del ´50, que en ese momento estaban
bastante relegados. De modo que a mí se me ocurrió
homenajearlos con esta historieta que tuvo bastante aceptación.
Después salió publicada dos veces en Montevideo,
completando un ciclo muy satisfactorio."
Pasados Futuros
"Jet Galvez, un futuro como los de antes" fue
el título de una nota referida a esta historieta que Federici
publicó entre 1981 y 1984. Es que esa era su intención
al crear este personaje que trataba de "rescatar entrañables
arquetipos iconográficos
recogidos en la infancia,
esa época vacía de cinismo y plena de rosadas visiones
del universo", en palabras de su autor. Publicada originalmente
en la desaparecida revista "Patatín y Patatán",
estaba destinada principalmente a un público
juvenil, pero a pesar de esto, consideró que el tono
nostálgico la haría disfrutable también para
lectores más maduros.
"Esa historieta se basa en una serie de conceptos que
van a oponerse un poco a lo que en aquél momento se empezaba
a manifestar, que es esa marcada violencia
y agresividad que existe en los personajes. Entonces yo quería
hacer algo un poco distinto. Al comienzo iba a ser educativa,
pero después me dejé llevar por la parte de aventura
y de fantasía. Y tuve una muy buena experiencia de comunicación
con los lectores, porque por
iniciativa mía se estableció una suerte de correspondencia,
contestándoles yo en algún cuadro. Hoy en día
algunos de aquellos lectores,
aún se acuerdan de eso. En ese sentido fue una etapa muy
satisfactoria. No pude concretar una segunda edición como
hubiera querido, eso se truncó a pesar de que había
comenzado a salir en otra revista años después.
Y actualmente está ahí a la espera de si se puede
editar; sólo por ese tipo de consideraciones, quizás
un poco extra-historieta, es decir, dar un poco una idea
de los principios que uno sustentaba cuando la hizo".
Jet Galvez mereció en su momento
grandes halagos por parte de algunos críticos;
pero lo que siempre ha llenado de orgullo al autor ha sido la
carta que el mismo Will Eisner le envió felicitándolo
por lo acertado del personaje.
A través de la producción de historietas
de Federici es fácil apreciar su gusto por lo clásico
y su nostalgia por aquella época en la que él comenzaba
a acercarse al género.
No lo niega, la inocencia y la simplicidad de aquellas historias
lo siguen cautivando hasta el día de hoy. Prueba de ello
está en su enorme colección de historietas
clásicas que va desde la inigualable Misterix a
Titanes del Espacio.
"Me gustaron mucho las historias de Superman
de la época clásica, porque estaban muy bien concebidas
en poco espacio, y con
una cantidad de recursos impresionantes para la poca extensión
de las aventuras. Nada
que ver con lo que se hace ahora, varias revistas a la vez y grandes
dibujos para llenar espacios. Yo sé que el rechazo mío
comienza -y sé que voy a chocar con una cantidad de personas-
con Neal Adams, que es un hombre
que comienza a cambiar la fisonomía, y que a mí
no me gustó desde un principio y me sigue sin gustar. Lo
respeto como gran anatomista y dibujante, pero como historietista
no me gusta, porque entra en los escorzos injustificados, el caos
en el montaje de los cuadros, y la grandilocuencia. Porque se
cree que lo que está haciendo va a pasar a la historia,
lo cual, puede ser y puede no ser. Y a partir de Neal Adams, viene
toda la historieta moderna, si se quiere llamar así. Yo
estoy con lo clásico, quizá un poco más inocentón,
pero no sé, me parece que era menos agresivo; esto es muy
agresivo, hasta en los dibujos, la dureza de las expresiones por
ejemplo".
"Yo reconozco, a mí que me gustaban las de terror
de los años 50, aún en los personajes
monstruosos uno veía cierta simpatía, que es
lo que yo traté de repetir. Entonces ese era uno de los
valores que tenían, no había rechazo"
"A mí no me gusta la tendencia moderna. Si me gustó
lo de Alan Moore (3), porque él respetó lo que se
había hecho antes, a pesar de que en muchos aspectos es
transgresor, pero
él respetó lo básico, y además es
un tipo que sabe escribir".
sigue Notas:
(1) Will Eisner: historietista
norteamericano que se popularizó gracias a su personaje
The Spirit, cuya singular e innovadora forma de diagramar la
página y de tratar la anatomía de forma casi caricaturesca,
han influenciado a varias generaciones de dibujantes.
(2) Harold Foster fue el creador del Principe Valiente, sus ilustraciones
de estilo realista para sus propias novelas influyeron, en mayor
o menor medida, a todos los dibujantes de la generación
de Federici.
(3) Alan Moore, guionista inglés que comenzó su
carrera en la revista 2000 A.D. a comienzos de los años
´80, se popularizó por lograr integrar perfectamente
recursos literarios con el lenguaje de la historieta; en 1988
creó junto con el dibujante inglés Dave Gibbons:
Watchmen, considerada por muchos la mejor historieta de
superhéroes hasta la fecha.
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